"Resuena El Trombón de Cristo, No Temáis, Que Existe Un Hogar Eterno"

Tercera parte

Hijos Míos, los que formáis Mi comunidad interna, reconoced y experimentad en vosotros mismos que cada uno está llamado para encontrar en sí mismo la verdad eterna, la gloria, el amor dentro de sí mismo. El que anhela la verdad eterna, ese también puede ser conducido, sin embargo, el que considera las formas externas y los conceptos como lo principal, a él no le puede ser apartado el velo del error del ego humano.

Oh reconoced, en el Espíritu del amor no existen las formas exteriores rígidas, los caminos que el hombre parece tener que seguir de una forma u otra, sea por comunidades religiosas externas, o por las formas de las sectas rígidas.

¡Tú eres libre, hijo Mío, reconócete, Dios te ha liberado, dentro de ti está el infinito, la abundancia de la totalidad!. Tu puedes desarrollarla, para encontrar así la verdad interna.

Hijos Míos, de qué os sirve si yo os cuento sobre los edificios maravillosos de los Cielos, si yo os describo la vida de los seres espirituales puros, de qué os sirve si yo os instruyo en los detalles de la creación. ¡Conocimientos, conocimientos, conocimientos!, sí, de qué os sirven los conocimientos?, ¿Es que no tenéis suficientes conocimientos en vuestra biblia?, ¿Qué ha sido de estos conocimientos? Al fin y al cabo otra vez conocimientos y en general todo ilusión. Pues, ¿dónde están las masas que en verdad cumplen el Sermón de la montaña, la Ley del amor? Sí, ¿dónde están en esta Tierra?. Pero son muchos, muchísimos los que leen, leen literatura espiritual, leen la biblia ¿qué ha sido de ellos?. Hijos Míos, ¿es que la paz ha llegado a este mundo?, ¿es que os une a todos un lazo de amor desinteresado?, ¿o se incrementó más y más la desunión entre los hombres y la destrucción de la Tierra?.

Pero las masas de almas y hombres saben, saben y saben, pero no reconocen el camino, conocimientos espirituales pueden ser la predisposición para el sendero hacia la vida, pero si el hombre no realiza los conocimientos, sigue atado a sí mismo, a su ego inferior entorno al cual gira, y del que cree que es el cielo en esta Tierra.

Así se ata el intelectual al intelecto, así se ata el propietario de una finca a la finca, así se ata el teólogo a la biblia a dogmas y formas, y el filósofo a lo que él cree haber reconocido como verdad en el fondo de su filosofía. Y todos más o menos son individuos que dan vueltas alrededor de su propio ego.

Continúa...